Hasta 140 estudiantes cursan cada año estudios de Grado Básico en CIFP Montecelo. Visitar este centro es un ejemplo inspirador de cómo las prioridades y líneas de acción de un equipo directivo se pueden materializar y generar cambios en el tiempo. En los últimos años, Montecelo se ha convertido en un centro referente en Galicia por recibir distintos reconocimientos y premios en innovación educativa, en las Skills autonómicas y nacionales, por su modelo de convivencia.
El equipo que lidera el Director Juan Miguel Carballa ha hecho una apuesta clara a lo largo de los años por construir una convivencia positiva que ofrece al profesorado y alumnado las condiciones óptimas para desarrollarse. Con el tiempo han logrado estabilizar en los Grados Básicos al 75% de su profesorado y lograr que la tasa de titulación del alumnado que matricula en 1º de GB ascienda al 75%.
Mar Gómez, la orientadora nos explica “El germen del proyecto era lograr una buena convivencia. Que los docentes y los alumnos estuvieran en calma en el centro, y para ello teníamos que normalizar y trabajar el conflicto. Ahora mismo hemos logrado construir una cultura escolar basada en la prevención y en la provención, que permea. Veo que los compañeros llegan tranquilos a hacer su trabajo y que quienes llegan a la Básica repiten.”
El equipo motor del cambio apostó por construir un modelo de convivencia restaurativa, que limitase las prácticas sancionadoras y que lograse retener al alumnado en el centro, haciendo que fuera para ellos sea un lugar de referencia que les aportase seguridad.
En el centro, la intervención ante incidencias relacionadas con la convivencia funciona como un sistema de diques, trabajándose estas primero con el docente y posteriormente con tutores, jefatura de estudios/orientadora y jefatura de estudios/dirección.
Más allá de las medidas estructurales, el éxito de que el modelo se contagie al equipo docente reside en la cercanía y presencia de Orientación y Jefatura de estudios que acompañan en reuniones, tutorías y mediaciones al profesorado y alumnado.
Juan Ángel, que fue Jefe de estudios durante más de una década explica: “Se hace muchísimo trabajo de prevención: los partes son analizados con el alumnado para asegurar que lo entiende y se cierran con compromisos (aprender algo, adquirir compromisos, pedir disculpas); posteriormente, hacemos seguimiento de esos acuerdos, tanto con el alumnado como con el profesorado.”
Una docente del claustro de Básica expresa: “Es importante que el profesor se sienta respaldado por equipo directivo y por el resto del equipo; aquí se toma muy en serio el bienestar emocional del profesorado y que nadie se sienta aislado”.
Algo que acorta cualquier distancia con el departamento de Orientación es el hecho de que la orientadora acompaña las sesiones de tutoría de todos los grupos de Básica. De esa manera, se convierte en una figura de acompañamiento real para el alumnado y el profesorado, y ahí se abre la confianza necesaria para acompañar al profesorado en mediaciones cuando sea necesario.
El día que visitamos el centro asistimos a un círculo de diálogo con el alumnado de 1º de Mantenimiento de Vehículos. En él identificaban sus emociones y reflexionaban acerca de qué era diferente en este centro y en sí mismos respecto de su centro anterior… Todos ellos destacaban que “aquí ellos notan que importan y valoran el apoyo de su profesorado”.
“Al inicio les choca -comenta su tutora- y en los primeros conflictos plantean: “Solo quieres regañarme y ponerme partes.”, Pero les sorprende cuando les contestamos: “Quizá eso funcionaba en tu centro anterior; aquí queremos simplemente hablar con uno, con otro, que os juntéis y buscar soluciones.”
Los docentes también reconocen la labor de Orientación como apoyo para el equipo. Elisa, docente recién llegada a los Grados Básicos, comparte que aún está abrumada por la exigencia de la docencia en la etapa respecto de la ESO, pero identifica como fortaleza el ejemplo que se transmite desde orientación: “Me encanta la orientadora, cómo le gusta la Básica y cómo la contagia; a nosotros y también a las familias; a las familias de 1º se les presenta la Básica como oportunidad, como un cambio de contexto”.
Pero, ¿es viable dedicar tantas horas del equipo directivo a la convivencia? “Hacer las tutorías con la orientadora, y acompañar en las mediaciones son decisiones organizativas que consumen muchas horas -reconoce Ma, la Orientadora- Mis compañeros del equipo directivo soportan más carga administrativa que yo, pero tiene sentido y nos ayuda a construir la convivencia que queremos”.
“Además, las intervenciones que hacemos son muchas durante el primer trimestre (70 el curso anterior) pero en el segundo trimestre se reducen a menos de la mitad. Y gracias a este clima de convivencia hemos conseguido mantener a muchos alumnos en riesgo de abandono y que los compañeros que llegan a Básica quieran repetir.”

Este modelo de convivencia ha logrado retener a muchos alumnos. Juan Ángel explica que entienden que en Básica el primer trimestre es “de recuperación” y que algunos alumnos necesitan más tiempo que ese.
La experiencia de Antía, que tituló en Grado Básico de Artes Gráficas y ahora cursa 1º de Grado Medio ilustra lo que aporta ese modelo al alumnado:
“Cuando llegué a Básica, hasta el tercer trimestre no tomé cabeza. Regañar y castigar con nosotros no servía; Juan me ayudó muchísimo porque pudiendo ponerme un parte, se ponía a hablar conmigo, me daba alternativas cuando yo estaba en el bucle de que no me gustaba y no quería venir. Luego en el tercer trimestre me lo saqué todo y en verano no me creía que hubiera pasado de curso. “
“Le diría a todos los docentes que piensen en los chavales y las chavalas, que no sabes cómo vienen y de dónde vienen; somos niños y a todos nos han echado a un lado antes de venir aquí. Ninguno de esos niños tienen culpa de estar así, se van a su casa y no sabes lo que les pasa. Por eso les diría: siempre pregúntate ¿por qué no les apetece? ¿qué les pasa? No sirve ponerte un parte y ya está, sino salir de clase y hablar contigo. “
Además de la presencia e implicación del equipo directivo, las claves de convivencia permean en el profesorado a través del plan de acogida y de la formación contínua.
El centro tiene un plan de acogida para el profesorado recién llegado. Dentro de este plan figuran estrategias que favorecen la entrada del docente en el aula de Básica por primera vez: desde cómo reaccionar ante un conflicto en el aula, hasta la identificación de los distintos perfiles de alumnado que pueden encontrar. También se les explica la estructura de ayuda que tienen para favorecer su bienestar personal, desde la función de los tutores hasta el apoyo del departamento de Orientación y Jefatura de estudios.
Elena lleva tres cursos en el centro como docente de ámbitos y comparte cómo fueron sus primeras impresiones del centro: “Lo primero que me llamó la atención es que aquí las puertas son blancas y no se llenan de pintadas. Esto quiere decir que aquí el alumnado se siente arropado y como en casa, ya que en su casa no van a romper las puertas. Como profesores, este clima nos ayuda. Y también sentir que siempre tenemos la mano tendida del equipo directivo. Además, existe mucha comunicación entre nosotros: hemos hecho un proyecto de observación entre pares; rellenamos fichas de observación para darnos feedback;…”.
Otra fortaleza del equipo reside en la formación que han recibido en los últimos cursos, donde se han ofertado desde el centro planes de formación enfocados en tres líneas de actuación: gestión de aula, resolución de conflictos y metodologías activas.
Esta formación se ofrece de manera voluntaria y presencial en el centro a través de seminarios, lo que garantiza avanzar hacia modelos de aprendizaje similares y fomenta la colaboración docente.
Considerando las características del alumnado (baja autoestima, bajo interés académico, acostumbrado al conflicto, necesidades de apoyo educativo…) hace años se marcaron el objetivo de potenciar las metodologías activas por considerarlas como las más apropiadas para un alumnado que viene de una etapa de fracaso escolar. Hasta ahora el profesorado se ha formado a través de planes de formación en el centro en trabajo por proyectos, enseñanza multinivel, DUA y aprendizaje cooperativo.
Además del trabajo profundo de la convivencia y la formación del profesorado, CIFP Montecelo posee una trayectoria de colaboración en proyectos con otras entidades.
En los últimos años destaca su participación en el proyecto Talentos Inclusivos, en el que el alumnado de cada familia profesional diseña y prototipa una solución para un reto de una persona con parálisis cerebral.

A lo largo del proyecto, los estudiantes participan en visitas, videoconferencias y sesiones formativas que fomentan la empatía, la inclusión y el trabajo en equipo. Además, se refuerzan sus competencias personales, sociales y tecnológicas, despertando vocaciones científicas y creativas. Los resultados se presentan en una feria final, donde se muestran las soluciones desarrolladas y el impacto positivo del proyecto en la comunidad.

* Ejemplos de los prototipos realizados en 24-25 por familia profesional
Puedes profundizar en el proyecto leyendo el siguiente artículo en la web de La Básica.
Asimismo, en el curso 24-25 participaron de un proyecto de agrupaciones escolares del Ministerio de Educación que permitió financiar movilidades de los alumnos de Básica entre distintas regiones, así como el intercambio de experiencias entre docentes. En el marco del proyecto, el alumnado de Básica diseñaba soluciones a necesidades de su entorno en contacto con centros escolares de su entorno.

En el CIFP Montecelo el proyecto lo lideraron los profesores del ámbito científico. Se realizaron talleres para trabajar la geometría y trasladarlo, posteriormente, a las aulas de Primaria. El alumnado de Grado Básico fue el encargado de dinamizarlos. Los alumnos se convirtieron así en agente, consiguiendo autonomía y liderazgo en esta actividad. En los colegios, se planteó la creación de estructuras a partir de las formas geométricas que se habían trabajado, como la cúpula geodésica y el tipi.
Puedes profundizar en el proyecto leyendo el siguiente artículo en la web de La Básica.
“Nos esforzamos en crear comunidad, en dar una nueva oportunidad y un nuevo enfoque para obtener la recuperación académica y emocional del alumnado de Grado Básico. “
Ex-jefe de estudios
Tras años de trabajo y evolución de la cultura escolar, el equipo de CIFP Montecelo puede enorgullecerse de haber creado un ambiente balsámico y acogedor que acoge cada curso a alumnos en el inicio de su formación profesional. Gracias a este trabajo, actualmente titula el 75% de quienes inician Básica, y el 75% de su profesorado es estable.
En nuestra visita nos entrevistamos con Hugo y Candela, alumnos de 2º de Grado Superior que habían pasado por Grado Básico y Medio. Reflexionan acerca de sus trayectorias y se encuentran agradecidos de haber llegado a FP:
“En el insti apoyaban a los de mejores notas, a los demás nos dejaban de lado o nos decían que no íbamos a llegar a nada. Aquí te dan la ESO y además un oficio. Fue un cambio maravilloso. Si me hubiera quedado no habría acabado la ESO. El cambio de docentes es una barbaridad. De repente te tratan con cariño y te dan una oportunidad de pensar que vas a valer para algo.” -expresa Candela.
“Me comparo con los de mi pueblo que se metían conmigo porque suspendía y ahora están con la ESO en casa de sus padres jugando a la play y sin hacer nada. Les diría a todos los estudiantes de Básica que tienen que tener claro que esto no es la ESO : ¡es mucho mejor! Les cambiaría el chip si vinieran a verlo un día” – explica Hugo.
Desde luego, la Básica de CIFP Montecelo representa una puerta amable y acogedora hacia la FP, además de una cultura de equipo que ayuda a los docentes a hacer frente a los desafíos de su labor en comunidad.
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