El Institut Vall d’Hebron se encuentra en el barrio Barcelonés de la Taxonera. Ofrece estudios de Grado Básico desde el curso 21/22 y con su actual dirección aborda la transición hacia convertirse en centro referente de Imagen Personal en la ciudad; desde el curso 25-26 ofrecerá todos los PFI, Ciclos de Grado Básico, Medio y Superior de la familia profesional.
El equipo directivo que lidera Jordi Comelles desde el curso 24/25 ha apostado desde su llegada por la estabilización de los equipos docentes de Básica y la inclusión de las etapas más vulnerables en todos los espacios del centro. “El sistema le ha fallado al alumnado que llega a la Básica, y en esta etapa les debemos otra oportunidad”- expresa Jordi-. El alumnado que llega a La Básica encuentra en Vall d’Hebron el acompañamiento necesario para recuperar la motivación por sus trayectorias formativas e iniciarse en una trayectoria profesional.

“El sistema le ha fallado al alumnado que llega a la Básica, y en esta etapa les debemos otra oportunidad.“
Director del centro
Los Grados Básicos aún son poco conocidos en Cataluña. En el curso 24-25 solo se ofreció en cinco institutos de la ciudad de Barcelona. Este modelo convive con los Programas de Formación e Inserción (PFI), programas postobligatorios de 1000 horas de duración que fomentan el reenganche con la formación de personas entre 16 y 21 años que no terminaron la ESO.
En el Institut Vall d’Hebron se ofrece Básica de Peluquería y Estética desde sus inicios, y el equipo cree en esta etapa como una forma de ofrecer una segunda oportunidad profesionalizante a alumnado que no ha tenido una buena experiencia cursando los últimos años de la ESO.
Con ratios de 20 alumnos por grupo y alumnado que arrastra trayectorias de fracaso en la ESO y muchas necesidades, el desafío de ilusionar y sentar las bases de una identidad profesional es enorme. Acompañar a estos jóvenes requiere de una atención profunda de sus necesidades y demanda muchas competencias profesionales por parte del profesorado.
El centro cuenta actualmente con un equipo directivo comprometido con estos jóvenes y con dos referentes estables que acogen tanto al alumnado como al profesorado recién llegado a la etapa y coordinan una intervención que siembre posibilidades para el alumnado: Irene Cid y Emma Soriano.

La cohesión de los equipos docentes es una palanca clave para el éxito en los Grados Básicos, así como la especialización del perfil docente para desarrollar las múltiples competencias profesionales necesarias para atender los desafíos de esta etapa. Estabilizar los equipos permite compartir una comprensión del perfil y necesidades del alumnado, así como compartir y aterrizar una visión común para ellos. No obstante, los Grados Básicos están aquejados de una gran rotación de profesorado y no poseen un perfil especializado de docentes.
El Institut Vall d’hebron no es una excepción; cada año gran parte del equipo de Básica rota y el equipo directivo emprende el reto de acompañar tanto al profesorado como al alumnado en su llegada. “Creemos en la Básica y nos gustaría que fuese el lugar donde pudieran quedarse los mejores docentes. Sin embargo, no es sencillo estabilizar a los equipos, y nuestro desafío cada curso es acompañar al profesorado nuevo.” comenta Jordi -“El profesorado necesita sentirse cuidado y que se dé respuesta de manera inmediata a sus necesidades de apoyo. Nuestro equipo quiere estar disponible para sostener al profesorado en lo operativo y también para proporcionarles un sostén emocional”.
Para ello se acompaña en la gestión de la convivencia, se realizan reuniones semanales desde inicio de curso y se cuenta con medidas de apoyo como la codocencia, además de los seguimientos formales e informales que se realizan con el alumnado y con el profesorado.
En la Básica de Vall d’Hebron a menudo se emplea la codocencia como recurso en las aulas complejas. Cecilia, que llegó nueva a la etapa a inicio de curso y ha impartido clase en codocencia junto a otros compañeros explica: “ La codocencia es lo que más me ha ayudado. Yo soy muy académica y venía con expectativas académicas muy altas. Gracias a mis compañeros entendí cómo ajustar la metodología a su manera de aprender e incorporar aspectos que no tenía en cuenta, como la importancia de vincular con mis alumnas.” A su vez, su compañera de Educación Física Cristina, elige completar su horario haciendo horas de codocencia con Cecilia: “Este tipo de alumnado necesita conocerte; por eso completo mi horario con horas de codocencia en Básica. Así he aprendido mucho de Cecilia.”
Otra figura clave en el centro es David, el Orientador, quien imparte clase de módulos generales en estos dos grupos y apoya en codocencia con otras profesoras. “Impartir clase con ellas me permite hacer un seguimiento muy personalizado, y el recurso de la codocencia con el transcurso del curso lo vamos utilizando de manera diferente; a inicio de curso lo aprovechamos para apoyarnos en la gestión del aula y ahora me sirve para hacer sesiones de orientación uno a uno con las alumnas.”

“Creemos en la Básica y nos gustaría que fuese el lugar donde pudieran quedarse los mejores docentes. Sin embargo, no es sencillo estabilizar a los equipos, y nuestro desafío cada curso es acompañar al profesorado nuevo. “
Director del centro
Emma Soriano e Irene Cid explican que el primer trimestre centran su trabajo en forjar el vínculo con el alumnado y su familia, consolidar la convivencia en el centro y ofrecerles oportunidades tempranas de éxito que les permitan quitarse poco a poco la etiqueta de “tú no vales”.
Ese trabajo de derribar las etiquetas de falta de capacidad es primordial: “Tras años de fracaso en ESO, todas traen mochilas y etiquetas; es necesario al inicio rebajar el nivel para poder después subirlo, dar oportunidades tempranas de éxito al alumnado y mantener una motivación que les cuesta sostener”- comentan las tutoras.
Loany, alumna de 1º deja entrever que el vínculo con sus docentes es clave para mantener su compromiso: “Lo hacemos por ellas, porque ellas nos dicen día tras día que no nos podemos rendir”. “La gracia está en que ese vínculo de no fallarte a ti, se convierta en hábito y compromiso consigo mismos”- apunta una docente.
En cuanto a la gestión de la convivencia, se hace hincapié en trabajar unas bases sólidas de convivencia en los primeros meses; “Dedicamos mucho tiempo a inicio de curso a interiorizar y trabajar los acuerdos de convivencia y construir un ambiente respetuoso porque todos necesitamos trabajar con unos límites y acuerdos de convivencia muy claros que nos permitan aprender”. -explica Irene.
Pero, ¿cómo se concretan esos grandes objetivos en una cultura de aula común?
“Desde el primer día de clase se explica a los alumnos qué esperamos de ellos en la autonomía, la responsabilidad y confianza en sus capacidades, les explicamos la importancia del esfuerzo con el fin de que comprendan que, cada minuto en el aula cuenta y que deben ser parte activa en su formación. Como equipo docente, apostamos por mantener unas rutinas claras, ofrecer retroalimentación constante y retos progresivos” explican.
Para mantener estas expectativas dentro del equipo docente, este se coordina y comparte sus buenas prácticas y experiencias analizando las estrategias aplicadas y valorando su impacto.
En cuanto a la metodología, se trabaja mediante programaciones flexibles ajustando los contenidos a las necesidades del grupo y aplicando metodologías activas que fomenten la motivación. Cecilia, tras un año en Básica comenta: “No me imaginé que lo que mejor resultado daría sería sacar mis clases de Matemáticas al patio, pero con ayuda de mis compañeros lo planteé y dio resultado”.
El equipo docente lamenta que aún exista abandono en los primeros meses de curso. “Recibimos a muchos perfiles que ya están desenganchados de lo académico y presentan absentismo desde hace años; también muchas problemáticas de salud que no les permiten asistir o mantenerse en el aula. Sin asistencia es muy complejo vincularse y terminan abandonando; es triste que se les derive hacia un nuevo fracaso que aumenta las experiencia frustrantes de su trayectoria vital”.-nos dice Irene.
Por otro lado, el alumnado no siempre ha recibido una orientación completa cuando llega a la etapa. Cuando preguntamos a las alumnas por qué llegaron al Grado Básico, casi todas están de acuerdo en que lo veían como “una manera fácil de sacarme la ESO, porque no valía para estudiar”, y que tenían escaso conocimiento de la familia profesional.
Por todo lo anterior, la labor de David, el orientador, y de las tutoras es esencial para personalizar la orientación: “Nuestro reto es que el alumnado esté donde pueda tener éxito; es arriesgado abocarles a una nueva experiencia de fracaso. En ocasiones descubrimos que donde se encuentran bien no es aquí, y les acompañamos todo lo que podemos para que encuentren su sitio aunque sea en un PFI o en otra familia profesional” dice David.
El equipo desearía que la derivación a la etapa fuese más completa: “Nos da mucha pena cuando se pierden plazas de Básica porque el alumnado derivado no está en disposición de seguir esta formación, y a veces es por el desconocimiento de los centros que no tienen FP de cómo es La Básica.” El sentir del equipo es que un mayor conocimiento de La Básica por parte de los equipos de la ESO, la posibilidad de realizar entrevistas pre-matrícula como se viene haciendo en los PFI, y mayores recursos como la codocencia en el primer curso, podrían ayudar a mejorar las tasas de abandono.
“Nuestro reto es que el alumnado esté donde pueda tener éxito“
Orientador
El equipo de Básica del Vall d’Hebron conoce el potencial de trabajar mano a mano con las familias y referentes de su alumnado. Desde la matriculación, se cultiva una comunicación constante con ellas, y además se organizan reuniones periódicas con ellas.
La experiencia de este equipo demuestra que cuando se ofrece acompañamiento y se genera confianza, los resultados llegan. “Nuestra comunicación con las familias es constante, insistimos mucho y, aunque muchas veces las familias acuden al centro con culpa o vergüenza, cuando apelamos a ellas, responden. Para algunas familias esta es la primera experiencia positiva con una institución educativa. Es importante escucharlas sin juicio y pedirles que trabajemos en la misma línea”, explican.
En las reuniones con familias se asesora y se pide colaboración acerca de cómo fomentar y trabajar conjuntamente los límites, la asistencia o la puntualidad. Además, también se promueve intencionalmente que las familias transformen su expectativa sobre el alumnado: se muestran sus trabajos para ponerlos en valor y se les invita al centro para que vean lo que son capaces de hacer.
En el Institut Vall d’Hebron el alumnado tiene muchas oportunidades de conectar con competencias profesionales en entornos reales y motivadores y en conexión con otras etapas y familias profesionales. “Los docentes de Básica siempre estamos buscando opciones de colaborar con otras familias profesionales y etapas, y al final conseguimos que los Grados Medios y Superiores los tengan muy en cuenta.”
Cuando visitamos el centro, el alumnado de todas las etapas colaboraba en la pasarela fin de proyecto de Ciclo de Grado Superior de Estilismo. Los alumnos de Grado Superior mentorizaban a los de Grado Medio que hacían los estilismos, mientras que la Básica se encargaba de los maquillajes de las 49 modelos y desde PFI hacían las uñas. Resultó una mañana intensa de trabajo y logro colectivo y una gran oportunidad para el alumnado de conectar con otros referentes.
La Básica también tiene su propio Proyecto de Síntesis llamado “Ready for change” en el que cada trimestre plantea un cambio de imagen a una modelo. Estos trabajos agrupan objetivos de aprendizaje de todos los módulos y representan retos reales y personales en los que el alumnado encuentra opciones de autorrealización, superación y expresión.
Puedes ver más trabajos del equipo en su perfil de instagram: @cfgb_insvallhebron
Otra oportunidad de profundizar y ampliar horizontes dentro de la familia profesional son las Jornadas Técnicas que el instituto celebra anualmente; en ellas se realizan talleres y experiencias relacionadas con la familia profesional que aportan una visión especializada y actualizada del sector. Las alumnas de Grado Básico de peluquería y estética pudieron tomar parte de talleres como taller de jabones, seminario de tanatoestética, taller de trenzados (impartido por alumnos de Estilismo), taller de maquillaje de Catrinas, taller de peinados locos, paddle Surf…
Además, el alumnado tiene la oportunidad de practicar sus habilidades en entornos reales gracias a acuerdos con entidades de la zona: desde hace dos cursos las alumnas de Grado Básico acuden semanalmente a realizar manicuras en la residencia de ancianos cercana al centro. Estas experiencias no solo refuerzan habilidades profesionales, sino que también generan vínculos afectivos y mejoran la autoestima. “Hay residentes que ya tienen sus alumnas favoritas y las echan de menos si faltan”, comentan orgullosas las docentes.

Una vez se ha consolidado la asistencia y pertenencia al centro, el alumnado experimenta de múltiples formas un crecimiento en sus competencias profesionales y personales y logran desarrollar una motivación e identidad profesional. En las últimas promociones 71% del alumnado que titulaba continuaba hacia estudios de Grado Medio, en su mayoría en Peluquería o en Estética.
Los testimonios de algunos alumnos de PFI y Básica del instituto sugieren que La Básica es una alternativa llena de potencial para alumnado que no encaja con el carácter académico y generalista de la ESO.
Para Júlia llegar a La Básica significó encontrar su lugar después de años de incomodidad. “A mí La Básica me ha cambiado la vida. En la ESO lo pasaba muy mal, no conseguía estudiar y siempre estaba nerviosa. Aquí todo cambió- comenta con emoción, a punto de terminar 1º de Grado Medio-, pude hacer lo que se me daba bien, estar tranquila, confiar en mí misma.” Sus profesoras se deshacen en elogios a sus habilidades con el maquillaje y las uñas.
Irina, quien también cursa Grado Medio tras haber hecho un PFI como curso puente tras la ESO, dice “Fui a PFI cuando me dijeron que no me sacaba la ESO, pero hasta entonces lo había pasado muy mal. Sin duda alguna, si hubiera podido tener una salida hacia la FP antes, me hubiera cambiado.” Ahora cursa Grado Medio de Guia en el medi natural i temps de lleure.
Trayectoria como la de Pau, que está terminando su Grado Superior de estilismo, subrayan cómo la rigidez o desconocimiento de la diversidad del sistema educativo pueden dejar fuera los talentos de muchas personas. “Cuando no me saqué la ESO por suspender tres asignaturas, me dijeron que fuera para un PFI. Mis profesores en el instituto me sugerían que podía valer para ser dependiente y me subrayaron que yo no valía para nada ni me sacaría ningún título; incluso me desanimaron a presentarme a las recuperaciones de 4º ESO. Sin embargo, yo siempre he sabido lo que me gustaba: la moda y la estética. El camino ha sido duro, pero ahora tras haber cursado PFI, Grado Medio y Grado Superior, tengo una formación y sé que quiero trabajar en el mundo de la pasarela. Sinceramente, ahora mismo me gustaría enseñarle mis títulos a quienes me desanimaron”.
Trayectorias como las de Júlia, Irina o Pau demuestran el importante rol que los Grados Básicos cumplen para muchos alumnos como iniciación en su Formación Profesional. El equipo de Vall d’Hebron hace una apuesta decidida porque su vida escolar ofrezca múltiples oportunidades al alumnado que llega a su Básica y puede mostrar importantes claves para el éxito y continuidad en los Grados Básicos: altas expectativas para el alumnado, equipos cohesionados y oportunidades de desarrollo en entornos reales y motivadores.
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“...Me subrayaron que yo no valía para nada ni me sacaría ningún título;... Sin embargo, yo siempre he sabido lo que me gustaba: la moda y la estética. El camino ha sido duro, pero ahora tras haber cursado PFI, Grado Medio y Grado Superior, tengo una formación y sé que quiero trabajar en el mundo de la pasarela.“
Estudiante de Grado Superior
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